The Knightling – Análisis: La defensa es el mejor ataque, ¿o era al revés?

La historia del debilucho, que emprende su propia aventura y evoluciona con el tiempo, se ha contado mil veces, y The Knightling no pretende reinventarla, sino narrarla con calidez y humor. Lo que podría sentirse predecible se vuelve cercano gracias a un protagonista que crece casi sin darse cuenta.

Ese descubrimiento personal es la chispa que nos impulsa a seguir, The Knightling no encuentra su originalidad en el qué, sino en el cómo. Dándonos una fábula bien contada, con corazón, llena de momentos sinceros y emotivos. Así que con este espíritu, continuemos con la reseña de The Knightling.

En busca de tu propio destino.

Sir Lionstone no es solo el caballero que contuvo a los primeros Terrígenos, unos seres gigantescos que amenazaron la vida en el reino, sino también una promesa de protección para Clesseia, por lo que su nombre está grabado en murales, plazas y en la memoria de todos.

Durante una de sus patrullas, Lionstone y su escudero se encuentran con un Terrígeno, durante la batalla, el caballero logra salvar a su aprendiz, pero esto le cuesta perder su escudo y el enemigo emprende la huida. Lionstone inicia la persecución, pero termina perdiéndose en el bosque.

Ahora, sin mentor, el escudero comprende lo que significa la lealtad: no esperará a que Lionstone regrese, sino que partirá en su búsqueda. A sabiendas de que solo cuenta con su voluntad y el escudo de su maestro.

La defensa es el mejor ataque, ¿o era al revés?

The Knightling es un juego de plataformas con toques de RPG y pone al escudo en el centro de todo, lo lanzarás para activar mecanismos, se convertirá en deslizador para recorrer los escenarios más rápidamente y hasta servirá de parapente para surfear corrientes de aire.

Pero donde el Magnustego (así se llama el escudo) revela su mayor potencial es en el combate. Y es que has de saber que no tienes una espada, eres un escudero y todavía no tienes la experiencia para portarla, haciendo que el escudo sirva tanto para el ataque como para la defensa.

Tendrás un par de ataques básicos, y el típico bloqueo, más un parry que aturdirá a tus enemigos y abre la oportunidad de contraataques. E incluso podrás lanzarlo contra los monstruos voladores y rivales esquivos.

A medida que ataques irás cargando una pequeña barra de energía que cuando esté completa te dará acceso a un poder especial que acabará con de un solo golpe a los enemigos básicos y que derrite la barra de resistencia de enemigos blindados.

Aunque la galería de enemigos no es la más amplia, si tenemos rivales con comportamientos que te obligan a cambiar el ritmo, los ágiles (tienen un aura verde en su nombre) te exigirán esquivar antes atacar para acercarte lo suficiente para hacer daño.

Los acorazados y jefes, cuentan con una barra de resistencia que, al caer, habilita un minijuego de desarme; donde tendrás que pulsar el botón correcto antes de que recuperen el sentido. Ten cuidado cuando lo hagas con muchos enemigos a tu alrededor, ya que al recibir un impacto deberás empezar de nuevo.

En cuanto a fallos, no es posible fijar a los enemigos, esto es bastante frustrante, sobre todo cuando se lucha contra grupos, terminarás golpeando al aire y recibiendo daño del que se supone ibas a derrotar.

La comida, con la que te recuperas la vida, es bastante escasa y no está bien nivelada, puedes encontrar 4 trozos de fruta y curarte 15 puntos de vida, para luego encontrar un solo pedazo de carne y curarte la mitad.

Ahora bien, si quieres mejorar tu escudo deberás recolectar Florines y Partes metálicas, estos te permiten mejorar el Magnustego en forjas repartidas por el mapa, mientras que Gynni, una amiga del escudero, añadirá con el tiempo un par de mejoras que cambian la movilidad como un impulso extra en el planeo abriendo rutas antes inaccesibles.

Por supuesto, el escudero también deberá mejorar y para esto deberás pasar por las Academias de Caballería, allí se desbloquean movimientos tanto defensivos como ofensivos. Y para progresar requerirás las “alabanzas”, pequeños orbes dorados que se consiguen explorando y como recompensa de misiones secundarias; que no son muy variadas, pero tienen mucho humor que aligera el viaje.

Fuera de combatir, el mundo está lleno de eventos como carreras de deslizamiento, torres de vigía que descubren el mapa al mejor estilo Far Cry, asentamientos de enemigos que desbloquean cofres con Alabanzas y Florines, más un par de coleccionables y cosméticos en forma de tintes para el escudero y el escudo.

En lo técnico, la estética de caricatura funciona de maravilla: colores vivos, personajes expresivos y biomas bien definidos, como la capital con sus bellos edificios, un bosque que parece maldito, planicies doradas donde es un placer deslizarse y más.

Finalmente, The Knightling no pretende deslumbrar con tramas profundas, sino con calidez, humor y un corazón que late en cada paso. Es un viaje de un aprendiz que aprende (valga la redundancia) a portar un símbolo de esperanza y a convertirse en alguien digno de él.

Si te gusta la mezcla de plataformas, toques de RPG, misiones ligeras y un tono siempre amable, esta aventura merece un lugar en tu lista. Sin más que agregar, te recuerdo que The Knightling ya está disponible en PS5, Xbox Series X|S y PC vía Steam.

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