Con la cantidad de lanzamientos al año, ponerse al día con el backlog se vuelve casi imposible. A esto se suma que muchos juegos se escapan por completo de nuestro radar de compras, corriendo el riesgo de no ser descubiertos jamás. Este casi fue el destino de Starbound para mí; de no ser por la reciente invitación de Chucklefish, me habría perdido este impactante viaje espacial.
Una llamada a lo desconocido
El juego comienza el día de nuestra graduación como parte del Protectorado Terrestre, una organización dedicada a mantener la paz en la galaxia. En el justo momento en que pasamos a recoger nuestro diploma, una fuerza cósmica emerge de las profundidades, destruyendo todo a su paso.
En medio del caos, logramos escapar milagrosamente en una nave espacial, no sin antes obtener el manipulador de materia, un dispositivo clave para nuestra supervivencia.

Ahora bien, este cataclismo no solo nos arrebató nuestro hogar, sino que también nos lanzó a la inmensidad del espacio. A partir de este momento, la historia del juego se convierte en una búsqueda de respuestas, de supervivencia y eventualmente, de un nuevo propósito.
Abrumadoramente único
Mientras flotamos por el espacio, conocemos a S.A.I.L., una inteligencia artificial que guía nuestra nave a la órbita de un planeta cercano. Por su consejo, aterrizamos en este inexplorado lugar y la aventura comienza.
Lo primero que notamos en este nuevo planeta es nuestra debilidad frente a la fauna alienígena, haciendo que nos enfoquemos en hacernos más fuertes y resistentes. Para esto utilizaremos el manipulador de materia; con él podremos recolectar todo tipo de materiales para luego transformarlos en herramientas que nos ayudarán a no morir.

Sin embargo, y como los planetas son generados proceduralmente, es posible que en tu partida lo primordial sea el refugio. Algunos planetas sufren de temperaturas extremas: el frío agota más rápidamente la energía, mientras que el calor requiere equipo especializado para soportarlo. Incluso hay lluvias ácidas que pueden corroer tu armadura y, si el RNG está totalmente en tu contra, iniciarás en un planeta con lluvias de meteoritos.

Cuál sea tu situación, el núcleo jugable se centra en recolectar recursos con el manipulador de materia, construir una base donde refugiarte y crear todo tipo de herramientas, armas y objetos que te ayudarán a continuar la aventura.
Al principio, nuestra nave espacial estará varada en este planeta extraño, pero luego de ciertos eventos podrás viajar por la inmensidad del espacio (si tienes el combustible necesario). Esto no solo sirve para conocer nuevos entornos y por ende, nuevos recursos, sino también para conocer un poco más de la historia.

A medida que exploras los diferentes planetas, se irán revelando fragmentos de información que nos hablan de la fuerza que destruyó la Tierra y dañó nuestra graduación: una entidad cósmica maligna conocida como el Ruin. A través de códices, ruinas y encuentros con otros supervivientes, aprenderás que el Ruin no es algo nuevo, sino una fuerza ancestral que ha causado estragos en la galaxia en el pasado.
Y para no hacer de esta aventura un viaje solitario, a medida que vas avanzando, conocerás a personajes clave que se unirán a tu travesía, cada uno con su propia historia y motivaciones, pero todos unidos por el objetivo común de detener la amenaza del Ruin.

Finalmente, recomendar un juego de hace cuatro años es algo fuera de lo común, pero Starbound aún se mantiene vigente gracias a esa libertad que da al jugador. Además, su exploración constante y la necesidad de construir y sobrevivir hacen de este juego una joya atemporal.
Agradezco a Chucklefish por permitirme experimentar este vasto universo. Sin más, no olvides que Starbound forma parte del catálogo de juegos de Xbox Game Pass y está disponible de forma exclusiva en PC y Xbox.


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