FREE GUY: cuando el NPC se vuelve el más querido

Dirigida por Shawn Levy es una película para sentirse bien, aún más cuando se ve desde el punto de vista de un videojugador. Con un tema simple que permite la creación de un universo alterno en el que se desarrolla casi la totalidad de la película sin crear diferencias entre las historias que se cuentan de forma paralela.

Un NPC, atraído por el avatar de un jugador descubre que puede hacer más que simplemente ver el juego en parte de su desarrollo, puede interactuar con él y convertirse en un héroe, evitando el caos creado en su mundo por los jugadores, más allá de ello sin saberlo termina convertido en una pieza clave para descubrir las manipulaciones de un desarrollador.

Aunque el concepto es simple está bien retratado dándole un sentido de propósito a un personaje ficticio quien en un principio encuentra divertido su nuevo poder, pero descubre que puede hacer aún más, darle significado también a la existencia de quienes le rodean en un mundo artificial, que es todo lo que conocen.

Desde allí el espectador se encuentra inmerso en el mundo del videojuego, en este mundo el director nos muestra una cantidad inesperada y muy bienvenida de las referencias clásicas de los videojuegos sin involucrarse en la historia, el NPC que se estrella una y otra vez con un muro, el que repite la misma ruta sin fin. Las calles que no van a ningún lado o que por el contrario son infinitas.

También las referencias a los DLC cosméticos abundan, los streaming con referencias a streamers e influencers reales y además de eso el retrato de una compañía de videojuegos que maneja todo por capricho y con la única intención de sacarle más dinero a los jugadores.

El mensaje central es el sentido del propósito y por qué tomar riesgos puede ayudar a descubrir cosas mejores o ayudarnos a crecer como individuos. La fotografía de la película es excepcional, no se puede hablar de manejo de cámaras ya que más de la mitad de la película está hecha con CGI.

Las actuaciones y el guion no son destacables, aunque encajan bien dentro de la historia a veces son insulsas y parecen más una lectura que una actuación, el personaje más extrovertido y escandaloso de la película termina siendo el malo.

La banda sonora es particularmente interesante ya que en lugar de aplicar canciones modernas usaron clásicos que en si son referencias de otros géneros, desde series de televisión de los años 80 hasta éxitos de discoteca de hace 5 años, todos muy bien aplicados y generando un sentido de asombro de parte del espectador.

Es una película bastante entretenida, con excelentes referencias de videojuegos, la mejor hasta el momento en ese sentido y actuaciones de media calidad.

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