Spoonful of Wonder nos ofrece su primera creación, Copycat, una historia sencilla pero bastante conmovedora combinando elementos de diferentes géneros en una aventura narrativa bastante fluida y agradable. 

Viviendo como un gato 

En Copycat, interpretamos a una gata (Dawn) rescatada de un refugio, donde podremos escoger nuestra apariencia, no personalizarla, por una agradable anciana que trata de llenar su soledad con la compañía de una mascota, nuestro objetivo es valorar si sus esfuerzos para ganar nuestra confianza y afecto son suficientes.

Además, podremos comportarnos como un gato en toda magnitud, creando caos a nuestro alrededor, recordando a los humanos que los felinos son quienes rigen el mundo, robando comida, tirando cosas de mesas y muebles y jugando cuando lo consideramos apropiado. 

Conforme avanza el juego aprendemos cuales son los problemas que aquejan a la anciana, su dinámica familiar, porque adoptó un gato, como terminamos siendo los impostores de paseo y los cambios que esto representa para nuestra vida y al mismo tiempo como creamos un vínculo y empezamos a formar parte de una familia, en nuestro caso la manada. 

Maullar no es suficiente

A pesar de iniciar como un juego narrativo, poco a poco vemos diferentes tipos de mecánicas usadas de manera bastante inteligente, desde acciones de reacción hasta secciones de sigilo, a veces nuestra misión es crear un desastre, a veces cazar al infortunado pájaro que se deje ver. También hay secciones que representan los sueños que aparecen en nuestro descanso, en los cuales dejamos de ser un simple gato doméstico para convertirnos en un gran felino, excelente cazador y protector de la manada.

Muchas de las mecánicas descritas son simples minijuegos, que son vitales para poder avanzar en la aventura, conseguir alimento o procurarnos refugio. Las “batallas” son una serie de comandos que hemos de imitar para poder vencer, ya sea contra un perro que nos ha acorralado u otro gato que considera que estamos invadiendo su territorio. 

Infortunadamente ciertos comandos en el juego se demoran en responder generando problemas de continuidad y rompiendo la inmersión, y en ciertas secciones de exploración cuando se encuentran diferentes actividades, se prioriza la secuencia de acciones de la primera actividad que se haya encontrado – sin importar la distancia – lo que limita la exploración ya que aunque tratemos de iniciar interacción con otra actividad (sin importar si queremos ignorarla o no) obligándonos a cruzar zonas ya exploradas.   

Con un diseño de gráficas y ambientes simple pero tranquilo y relajante que enmarca perfectamente el espíritu del juego y no niega sus raíces en la escena indie. La banda sonora del juego también es simple pero adecuada y acompaña de manera efectiva las escenas y acciones del juego, las voces podrían ser un poco más pulidas, pero considerando el origen del juego son suficientes para mantener la historia en movimiento.

¿Vale la pena jugar Copycat?

Copycat es un juego tranquilo, que está lleno de reflexiones con respecto al concepto de la soledad, compañía, abandono y aprobación. Cada una de las actividades tiene algo que enseñar de una manera sutil y nada forzada, todas las mecánicas del juego tienen un objetivo claro y el desarrollo de la historia.

La oportunidad de interpretar un gato como mascota, con todas sus ventajas es realmente interesante ya que podemos ser cuán pícaros y dañinos como un gato normal, aunque naturalmente nos podremos sentir culpables cuando nuestra dueña nos regañe.

Todos los escenarios dan la sensación de ser parte de un mundo más grande, un mundo abierto, con posibilidades de exploración, donde podemos espiar lo que nuestros vecinos hacen, a pesar de esto los ambientes son bastante solitarios y ayudan a transmitir de manera natural la angustia de poder encontrarse en situaciones inesperadas y peligrosas.